jueves, 17 de septiembre de 2009

SEÑOR ARZOBISPO, EL SALVADOR, ES UN ESTADO LAICO.

Como que Monseñor Escobar Alas, Arzobispo de San Salvador, aun no ha tenido tiempo para identificar las prioridades nacionales; aquellas por las que la población está demandando a las y los funcionarios su actuar urgente y decidido para resolver problemas ingentes, aquellos que violentan la dignidad de la población, que le niegan el goce y ejercicio de sus derechos fundamentales.

Es indudable que para él, la ratificación de la reforma constitucional que prohíbe los matrimonios entre personas del mismo sexo, es su prioridad principal; pero ni Cristiana, ni moralmente, es una angustia fundamental para nadie que se precie de conocer la realidad que vive nuestro pueblo, y que tenga el interés genuino de contribuir a buscar solución a la grave problemática que todos los días agobia a la población.

Qué bueno sería, señor Arzobispo, que entrara de rodillas como lo está ofreciendo hacer, a suplicar la elección de un buen fiscal, de una persona valiente, honesta, capaz de desafiar los intereses del poder político y económico, que históricamente ha tenido secuestrada la institucionalidad del Estado; que bueno sería, que suplicara de rodillas la protección urgente, de nuestro Río Lempa, pues de no hacerlo, eso sí va a provocar una catástrofe, irreparable para todo el pueblo salvadoreño. Sería muy valioso, y le generaría el respeto de nuestro pueblo, si iniciara una lucha tenaz y decidida para que se suspenda la construcción de la presa el Chaparral, y todas las demás que la población no necesita; lejos de apoyar causas oscuras y vergonzosas, como la que ha iniciado, debería estar a la par del Padre Confesor y de su legítimo apostolado.

Es muy grave, señor Arzobispo, que en una aventura poco Cristiana y poco ética, esté promoviendo, que se le condicione al partido de Gobierno y al Gobierno mismo, la aprobación de los créditos internacionales y del presupuesto nacional, indispensables para la viabilidad de nuestro país, a que las y los diputados del FMLN, den sus votos para la ratificación de la reforma constitucional que usted impulsa. Si la solicitud tuviera acogida, en ningún momento se estaría castigando al Gobierno de la República, ni mucho menos al FMLN, a quien se castigaría es al pueblo salvadoreño, al pueblo pobre y marginado; más grave aún, se estaría legitimando el chantaje como la manera de solucionar los diversos problemas sociales de nuestro país ¡Que posición más injusta!

Es muy grave también, que uno de los jerarcas de la Iglesia Católica, irrespete de esta forma la Constitución de la República, olvidando o haciendo caso omiso, de que El Salvador es un Estado laico, que no es admisible la injerencia de la Iglesia, de ninguna iglesia, en la actividad estatal.

Al contrario de su actual posición, se esperaría que asuma su papel de Pastor de cuidar de todas las ovejas, en especial aquellas débiles y marginadas, poniendo en practica el mandato de Jesucristo amaras a tu prójimo como a ti mismo; o será acaso respetable Monseñor que las personas con preferencias sexuales diferentes ¿ no son sus prójimos?

Sin duda, la lucha del señor Arzobispo, es de doble moral, desdice de su investidura, pero principalmente, de su responsabilidad. Sería bueno entonces, que recordara a nuestro Monseñor Romero cuando dijo El pastor tiene que estar donde está el sufrimiento (Homilía 30 de octubre de 1977) Seguro que Monseñor Escobar Alas no está con las y los que sufren, pues si así fuera, no pediría que se castigue a la población salvadoreña, solicitando la NO aprobación de los préstamos internacionales y del presupuesto nacional; NO convertiría tal situación en un CHANTAJE, más en este momento en que las extorsiones están a la orden del día, y que todos los sectores tratamos de hacer un frente común para combatirlas.

Si acompañara a quienes sufren, vería con otros ojos esta realidad que con tanto encono rechaza; si lo comprendiera, no tendría esa cruzada inhumana como su lucha principal, pues discrimina, excluye y no reconoce la calidad de personas con dignidad que todas y todos tenemos, al margen de credos, ideologías o preferencias sexuales. Pero además, se ubicaría en las angustias de las y los salvadoreños.
Es cierto que la Iglesia y el Estado son dos entidades diferentes, y deben ser entendidas y atendidas de manera diferente. Pero, incluso comprendiendo que hay una justa y armónica separación entre ambas, no tiene por qué haber contradicción y menos buscar socavar y provocar conflictos. El mensaje de Jesús de dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, marca el camino para resolver discrepancias y para abrir espacios de respeto y de colaboración, eso es lo mínimo que esperamos de usted respetable Monseñor: Respeto y colaboración y no una injerencia perversa y egoísta.

¿Cómo se protege la familia Monseñor? ¿Con leyes que prohíban los matrimonios homosexuales? O ¿con políticas económicas que NO empujen a los y las salvadoreñas a la migración y el abandono de sus familias? O ¿distribuyendo equitativamente la riqueza nacional para combatir la extrema pobreza? O ¿protegiendo al medio ambiente, mejorando la educación, revalorizando la cultura; creando políticas de inclusión social con conciencia de género? O ¿Promocionando valores como el respeto, tolerancia e inclusión?

¡¡ En esas otras luchas, en las del día a día del pueblo salvadoreño, le estamos esperando Monseñor!!


San Salvador, 16 de septiembre 2009

MOVIMIENTO PATRIA EXACTA
PROFESIONALES, TÉCNICOS Y TÉCNICAS,
POR LA SOLIDARIDAD Y LA JUSTICIA SOCIAL