Azorado por mi oscuridad me asfixia la trivialidad,
me consume la pesadumbre, rumiando por días la mansedumbre.
El pesar de las letras; el sinsentido, la vacuidad de mi idealidad,
ahuyenta la vitalidad de mi fantasía.
Sueño con el ocaso del corazón y el resplandor del alumbramiento,
de nuevo despertar y nacer al morir y morir al nacer.
Para alzarme sobre la vida que consume y se consume a si misma.
Alzarme sobre la vida que camina sin vida.