jueves, 21 de octubre de 2010

El Titiritero

La muerte camina por las calles de El Salvador. Cínica, fría y llena de infamia, ¡riéndose del dolor del pueblo! Hundiendo su guadaña en el corazón de la juventud; alimentándose en la impunidad...

Impotentes la vemos pasar. Lentamente la vemos cubrir la vida hasta asfixiarla. Pero somos incapaces de ver directo a las cuencas vacías y sin alma de su rostro y decir ¡¡¡BASTA!!! Ese vacio infinito, lleno de oscuridad, nos petrifica... el temor de que nos oiga, nos vea y nos arrebate del día para ahogarnos en el silencio de la noche eterna nos enmudece.

Pero es un títere, si. Un grotesco títere, aberrante y retorcido cuya mueca espantosa esta pintada en la pobreza histórica de nuestro pueblo... La muñeca del poder, es la muerte... si, la muerte es una marioneta que salta sobre nuestros ojos para arrancarlos a mordidas y arañasos, para que no veamos... para que no veamos al titiritero... pero yo sé quien es...

Pero si te lo dijera... ¿me creerias?... ¿creerias que no son los espectros que nacen carentes de la riqueza del noble los culpables de la sangre que a diario nos arrastra a la indignación, la rabia y la venganza? ¿creerías que éstos vejámenes de seres humanos son barro que se moldea en las oscuras manos del titiritero? son victimarios si, pero también víctimas.

Nos ensañamos con ellos porque no podemos ver los hilos que los manejan. Es más fácil quebrar los huesos de un ser humano roto, que luchar contra la fortaleza del poder que los maneja. Dejemos de ver hacia abajo, veamos hacia arriba, veamos directo a las cuencas vaciás y siniestras de la muerte, veamos a través de ellas y busquemos al titiritero para cortar sus manos.

Ahi está, escondido entre la riqueza de la mentira, detras de los muros del poder, viviendo cual sanguijuela de la sangre de un pueblo valiente, pero estremecido por la barbarie de la violencia, la pobreza y la impunidad... pero yo sé quién eres titiritero. El tiempo del miedo y de la impunidad está llegando a su final y este pueblo de barro y maíz se levantara una vez más y cortará de tajo tu cabeza.