martes, 16 de diciembre de 2014

“Abuelita, hábleme... no me grites”

Seguramente la mayoría ha escuchado esta frase de una campaña del CONNA (consejo nacional de la niñez y la adolescencia) con la que busca concientizar a la ciudadanía sobre los derechos de la niñez al tiempo que trata de empoderar a niños y niñas sobre los mismos. Pero curiosamente, me cuenta un allegado que trabaja en la institución, han surgido voces de desaprobación hacia la campaña. Cabezas de familia que ven en la respuesta de la niña, al regaño de la abuelita[1], una incitación a la desobediencia, falta de respeto y pérdida de valores. Acusan al CONNA de estar mal educando a la niñez salvadoreña.

Esto me hace preguntarme ¿aprender a exigir nuestros derechos es una falta de respeto hacia la autoridad? ¿Es mala educación pedir que se nos respete? ¿La buena conducta es la sumisión, el acatamiento y sometimiento aunque creamos que hemos sido humillados o se nos ha faltado al respeto? ¿A qué edad debemos entonces aprender a exigir nuestros derechos?

Hace unos meses escribí sobre cómo la violencia se asume como una parte de nuestra cultura y se reproduce socialmente[2]. La violencia se ejerce verticalmente, de la autoridad al subordinado, del fuerte al débil. Es así como se nos ha enseñado que un hijo/a no debe responder a su padre, un alumno debe obedecer a su maestro, un empleado debe cumplir con los pedidos del jefe, un soldado debe acatar las órdenes de un superior; y en ninguno caso el sometido debe quejarse o responder, incluso debe soportar sin quejas todo maltrato al que sea sometido.

Es comprensible que alguna madre o padre vea insolencia en su hija si les respondiera así porque el modelo de educación en ellos no ha cambiado, es un ejercicio vertical de imposición de disciplina, “¿quién se cree que es esta niña para pedirme que no le grite? Soy un adulto y debe obedecer lo que le digo sin protestar”. No podemos esperar entonces que la sociedad cambie cuando nos resistimos a cambiar los valores tradicionales que sostienen la construcción de violencia. 

¿Si no es en nuestra infancia que debemos aprender que tenemos derechos y que debemos exigir que se nos respeten, cuándo lo hacemos? A lo largo de nuestra vida estamos siempre frente a una figura de autoridad, unas buenas que nos generan respeto. Otras malas que nos generan miedo, indefensión u odio porque nos exigen de mala manera que cumplamos nuestras obligaciones; o aún cuando las cumplamos, por el hecho de ser una “autoridad” ejerce una violencia metódica solo para demostrarlo.

He aquí el punto clave de la cuestión: no aprendemos a luchar por nuestros derechos y contra la injusticia; aprendemos a tener una actitud de sumisión frente a la autoridad y al poder. Aprendemos a soportar la humillación porque no tenemos alternativas para luchar, tenemos miedo. Miedo de perder el trabajo, el amor del padre, a la pareja, una oportunidad que pensamos que es única… podemos perder muchas cosas si luchamos por defendernos, incluso al luchar podemos enseñar a otros a luchar contra nuestra propia autoridad, ese pequeño poder que ejercemos sobre alguien más a veces con el mismo dolo con que se nos impone a nosotros. 

Se nos olvida que en la organización está la fuerza, que hay instituciones que deben velar porque se nos respeten nuestros derechos, que hay formas de luchar para defendernos y que en esa lucha contra el poder opresor se construyen tanto la libertad como la democracia. 

Así que cuando un niño o una niña le pida que la respete no lo vea como insolencia o mala conducta, discúlpese y pregúntele como debe actuar, en ese intercambio se creara un lazo de comunicación afectiva y efectiva que les permitirá crecer, a ella y a Ud. con nuevos valores, con una nueva educación, con mejores principios y le dará a las nuevas generaciones la fortaleza para luchar.


[1] Cuña radial “Hablame… no me grites” https://www.youtube.com/watch?v=AJl7fWKdwy0 Campaña del CONNA “Marcá mi vida” 

sábado, 27 de septiembre de 2014

Hay que comenzar de cero

Es difícil hablar de reconstruir algo cuando no sabes que es lo que debe reconstruirse. En lo social, lo político, lo cultural o lo económico… ¿que existió antes que valga la pena recuperar para reconstruirlo? La realidad es que en nuestro pasado hubieron cosas buenas que con toda seguridad hay que recuperar y sentarlas de nuevo en nuestro horizonte. Pero como proceso, como estructura, como historia ¿qué tenemos que valga la pena reconstruirse?

Nada, esa es la verdad. Por tanto, hay que revisar nuestro pasado para recuperar una cierta identidad cultural, una referencia histórica que nos diga de dónde venimos, que nos explique qué es lo que somos; pero en definitiva, tenemos que construirnos de la nada. Inventarnos de cero. Y que mayor oportunidad puede haber en la vida que comenzar de cero.

Nadie en este país tiene una visión integral de los caminos que debemos recorrer para construir una democracia fuerte, institucional y social. Somos un conjunto de grupos aislados, ensimismados, contentos y satisfechos con hacer críticas al otro queriendo explicarle como tiene que hacer las cosas para que no se equivoque y si se equivoca es por testarudo, un necio que no entiende lo que los demás le dicen. Tenemos muchas bocas, pero muy pocos oídos. Tenemos muchas manos para escribir discursos, documentos o leyes pero muy pocas para hacer ladrillos y cemento. Y no hablo de albañiles, hablo de ideas.

Es tiempo de que como sociedad nos decidamos a cambiar, que tomemos una actitud crítica frente al poder, tanto económico como político. Cada día es más difícil vivir en El Salvador, pero es porque cada uno de nosotros y nosotras lo ha permitido. Asumimos una actitud pasiva frente a nuestra vida, elegimos representantes, aún sabiendo que no nos representan y luego pasamos horas quejándonos de lo mal que estamos. 

Esto no es culpa de una bandera u otra, somos nosotros como individuos quienes depositamos en ellas el poder y no somos consientes de que somos igualmente nosotros quienes podemos quitárselo.

Como sociedad debemos dejar de ser complacientes con aquellos a quienes apoyamos, debemos asumir la responsabilidad de exigirles que cumplan con aquello para lo cual los elegimos. Eres simpatizante, miembro o militante de algún partido político, pues exígeles a sus autoridades que luchen contra la corrupción, que sean responsables, éticos, honrados. Denuncia la corrupción que exista dentro del partido, transforma, cambia, grita, no seas un militante sumiso. Ten el valor de defender tus principios y verás como serás inspiración para los demás, lo que está mal no puede dejarse, esconderse o negarse, hay que corregirlo.

Para los que no creen en la política ni en los políticos, les invito a que nos ayuden a cambiar el sistema, cada elección de funcionarios es un espacio, el más pequeño, para cambiar al país. Cuando no participan dejan que las fuerzas de la inercia actúen, y se repite el ciclo de frustración. Pero si como críticos del sistema se suman y actúan como fuerza opositora organizada contra el sistema, serán entonces la palanca que empuje finalmente la rueda de la democracia participativa. Hay personas que ya no deben vivir de parásitos nuestros; hay que mandar un mensaje claro a la clase política, “estamos hartos de Uds. de la corrupción y la impunidad”… Es la organización social la que puede construir la democracia, no los partidos.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Génesis de la cultura de violencia.

Como no es mi objetivo aquí definir lo que es cultura, me permito parafrasear el significado que nos proporciona el diccionario de la Real Academia Española: conjunto de modos de vida, costumbres y grado de desarrollo artístico, científico e industrial que proporcionan una base de conocimientos en una época, que permiten a alguien desarrollar su juicio crítico ; a través de la educación y el estudio debo agregar.

Ahora bien, la problemática que nos concierne aquí, es que ese proceso civilizatorio evolutivo, que es la cultura, no ha permitido hacer de nuestra sociedad un lugar más pacífico, al contrario, la violencia que cada generación enfrenta en nuestro país pareciera ser mayor a la anterior. ¿Por qué?

Aquí tenemos un problema de génesis, hace 473 años nuestro territorio fue conquistado, se destruyó nuestra cultura ancestral y nos fue impuesta la cultura de la dominación por la fuerza y la impunidad del más fuerte. Esos primeros conquistadores con su descendencia, dieron origen a las grandes familias que luego gobernaron nuestro país -el que gobierna es el poder económico, no el político-. No es casual toda esta violencia cuando nuestro país se gestó en ella y formo la concepción de mundo de la generación que sobre vino. La violencia ejercida de modo vertical de arriba hacia abajo, ha sido el modo de respuesta hacia nuestras diferencias y casi por inercia nos empuja hacia nuestro lado agresor. ¿Cuál es la solución?

La autocrítica es sin duda el primer paso, como un alcohólico, solo podremos recuperarnos cuando aceptemos que tenemos un problema y busquemos ayuda, pues un individuo enfermo no podrá crear una familia sana y ésta a la vez no podrá crear una sociedad sana.

La sociedad, a través de la escuela o colegios, la religión, medios de comunicación y otros espacios, establece patrones y normas de conducta; decide que valores son aceptables y que vicios no son permitidos. Juzga al individuo como adaptado o desadaptado, exitoso o fracasado, de acuerdo a la ideología impuesta por la clase económicamente poderosa. Así, los valores de ésta son asumidos como los valores sociales que cada individuo no solo debe aceptar, sino que además debe aspirar a ellos y replicarlos (Martín Baró, 1983).

Volvemos entonces a nuestro problema de génesis, es la clase dominante la que marca la pauta de comportamiento de la sociedad en general, por lo tanto la violencia comienza en los privilegios que como clase poseen y desean mantener. 

Solo veamos los casos de corrupción como el de Flores o el de la trata de blancas , frente a los ladrones de jocotes o el del puesto del “chory ” por mencionar algunos, donde queda claro que la ley no es igual para todos y todas. 

La violencia entonces se sustenta en la impunidad. Hay un sector que tiene privilegios y claro entonces todos los queremos, por que el proceso de socialización obliga a aspirar el estilo de vida del poderoso y a emular sus valores.

Esta es nuestra tragedia, la hipocresía. Hay una profunda incongruencia entre el discurso democrático de los grandes poderes económicos y las acciones que deberían sustentarlo. Hablan de libertad de mercado pero defienden monopolios, hablan de libertad de información pero manipulan la misma, hablan de respeto a le ley pero como pueden, la evaden; no se han hecho efectivos los impuestos pero tres meses antes ya se incrementaron los preciosos de todos los bienes y servicios, aunque los mismos vayan dirigidos a un sector. Esto es violencia social y se gesta en la cabeza de los herederos de la colonia. Herederos sino de sangre, si de una concepción utilitaria del sistema cuasi-democrático que tenemos.

martes, 9 de septiembre de 2014

Ética: base para el cambio

La necesidad de entablar diálogos y lograr acuerdos, es indudablemente una premisa básica en el hacer político de cualquier grupo humano dentro del cual existan intereses opuestos en sus miembros, pero cuyas necesidades dependen de la misma tierra que habitan.

En ausencia del diálogo, las posturas llegan a ser a tal punto extremas e irreconciliables que es inevitable la guerra. Horroroso fratricidio que deja huellas y heridas tan profundas que es imposible que sanen con un “borrón y cuenta nueva” o con la imperiosa necesidad de olvidar para no buscar a los magnicidas de la historia.

¿Cómo puede reconstruirse una sociedad que sufrió una guerra en la que no hubo ganadores y sí muchísimos perdedores; donde la mayoría de las condiciones políticas, económicas y culturales que le dieron origen siguen presentes; donde los protagonistas del enfrentamiento continúan siendo actores en el proceso político; y donde a pesar de los cambios históricos, la población continúa defraudada por la clase política?

“Renovación”, “recambio”, “relevo”, son palabras que se están escuchando más fuertemente ahora que estamos a la vuelta de la esquina, nuevamente, de otras elecciones, gracias a un nuevo fenómeno socio-político que se presenta: Nayib Bukele. Empoderándose de un discurso que mueve el interés de la juventud, dice exactamente lo que todos y todas sentimos: estamos cansados de esta política corrupta, de políticos corruptos, que no resuelve los problemas de la gente.

El joven Nayib ha dado muestras de su visión y trabajo político con su gestión en Nuevo Cuscatlán, muy bien valorada por la población, y ahora el reto es replicar ese trabajo en San Salvador. Pero lo que le convierte en fenómeno es su capacidad de llegar a las masas de jóvenes desencantados de la política. Su discurso es simple: “ser joven no significa ser incapaz”; “ser rico no significa ser insensible con el pueblo”; “pertenecer a un partido no impide que se pueda ser crítico con el mismo”. Pero sobre todo, ha demostrado ser más eficiente y eficaz que muchos políticos de la vieja guardia con una acción simple, pero renovadora: honestidad.

Y es que la superación de los debates ideológicos solo puede darse a través de la praxis de la ética, que no es lo mismo que pragmatismo, en tanto que éste valora como bueno o útil lo que genere un beneficio, en cambio la ética no busca utilidad o beneficio, sino justicia. He aquí el mayor de los retos para un país en el que impera históricamente la impunidad del crimen y la delincuencia. 

Como cultura salvadoreña no tenemos una visión, y menos una praxis, de la política basada en la ética que potencie valores como la responsabilidad, el compromiso o el honor. 

Consecuentemente, la renovación política provendrá del cambio de actitud individual, de la reflexión sobre lo que somos como personas. Nayib puede ser el impulso para que esta juventud piense en lo que es y no es. Eso en sí mismo es una acción revolucionaria, que puede ser el paso, del pasado al futuro.

domingo, 26 de enero de 2014

¿Vale la pena votar por el fmln?

Es difícil creer lo suficiente como para volver a confiar, sobre todo cuando quien debería motivarnos más, es torpe con su discurso, es cierto, Sánchez Cerén es malo hablando, pero se le reconocen su honradez y humildad que en definitiva son mejor carta de presentación que su capacidad discursiva, considerando que los últimos tres presidentes son pródigos en palabras y poses pero de ellos uno se quedo con $10 millones, el otro con la donación de los hospitales y al actual hay que investigarlo profundamente.

Está claro que el gobierno de Funes-fmln ha decepcionado a mucha gente, sobre todo a los que hemos estado más cerca del partido y teníamos una alta expectativa, no sobre los cambios que pudieran hacerse al sistema político-económico-social pues es claro que en 5 años no se cambia un país, pero si sobre la calidad del gobierno, tanto en el factor humano como en capacidad, eficiencia y para muchos sobre todo, en el accionar político; pero al momento de contrastar con la realidad nos ha producido un profundo desencanto, tanto que para muchos ya no vale la pena votar.

Sin embargo, a pocos días de esta elección, es necesario hacer una reflexión sobre lo que significa para el país votar por el fmln, no hacerlo o anular el voto.

Anular el voto, es una fuerte expresión política pues descalifica al sistema, exponiendo la desconfianza que la población tiene en el mismo, pero se necesita una acción coordinada, organizada y masiva que permita darle fuerza a esa expresión y no sea un solo tiro al aire. ¿Serán suficientes los votos nulos para dar un fuerte golpe de mesa? En esta oportunidad no lo creo, pero será un excelente ejercicio para las elecciones del 2015 que es de alcaldes y legisladores. Al terminar esta elección podemos comenzar a organizarnos, pero en esta coyuntura le costará al país, a nuestros bolsillos, unos cuantos millones extras una segunda vuelta, así como soplarnos por un mes más la campaña electoral. Creo que estamos más que cansados/as de ella, así que les exhorto a que lo piensen, este es un proceso político de largo plazo, que debe avanzar no retroceder, por tanto les invito a votar, no de forma ciega o bajo una falsa presunción de esperanza sino con un voto válido que exija compromiso y que exija cumplimiento.

Es importante para analizar esta situación tener una perspectiva lo más amplia posible y evitar, a toda costa, reducir la realidad al presupuesto maniqueísta de lo bueno o lo malo, al final la política no es el reino de la ética sino el campo de la oportunidad, donde la correlación de fuerzas cambia día a día y permite construir o destruir cuando esa "oportunidad" se presenta.¿Significa eso que debemos resignarnos a no esperar un comportamiento ético de los funcionarios? No, pero debemos comprender que mientras no cambiemos el sistema, el hacer de la política actual no cambiara.

No es la ética la que rige el comportamiento de un funcionario público, si no la normativa constitucional, es decir la ley. No voy a entrar en la discusión sobre si la ley debe ser ética, no es ese mi interés aquí, pero si proponer que la exigencia ética debe estar y está en manos de la población, y que a la hora de hacer una valoración sobre el comportamiento del partido en toda esta coyuntura del gobierno es necesario considerar otros aspectos.

Lo primero que tenemos que poner en el tablero es la crisis capitalista mundial, una crisis no tanto económica sino más bien ideológica: el neoliberalismo no es capaz de reducir la pobreza ni de proveer dignidad al ser humano, al contrario, Europa,Estados Unidos y las economías occidentales desarrolladas, para salir de ella reducen derechos a los y las trabajadoras, elevando los niveles de pobreza e indigencia, mientras para los millonarios es época de bonanza y por tanto la brecha entre ricos y pobres aumenta. Lo segundo a tener en cuenta, es el avance en los países del sur de su propia política regional alejada de los intereses imperialistas.

El impacto en El Salvador, 2 sucesos históricos: un cambio en el gobierno ejecutivo, llega al poder un candidato acuerpado por el partido político formado por la ex guerrilla salvadoreña, y amplios sectores cansados de la corrupción de una ARENA excluyente y elitista. En consecuencia se fortalece la postura política de la izquierda (pero no en su perfil ideológico).

Segundo,se expulsa a un ex-presidente de las filas de ARENA. Esto es una expresión no solo de la crisis ideológica de la derecha sino de la ruptura entre la clase burguesa y la clase oligárquica del país. Este quiebre genera un vacío de poder político.

Surge entonces la oportunidad para el fmln. No puede negarse que la incursión de ALBA en el país ha sido de mucho beneficio político y económico para el partido y esta es una de las mayores críticas al mismo, su nueva "burguesía". Aquí es donde debemos alejar nuestra percepción maniqueísta de la realidad, pues también se ha beneficiado a otros sectores de la sociedad con una visión empresarial diferente, no de ese capitalismo voraz que exige la máxima rentabilidad al menor costo.

Pero además, tenemos que asumir que cuando se dejo la lucha armada para integrarse al sistema, se opto por el camino del reformismo y en ese camino no solo se desarticulo a la guerrilla sino también a las masas políticas organizadas y se dejo en manos del partido luchar por esas reformas.

Pues bien, en un proceso reformista, donde no hay ejército revolucionario ni organización política de las masas populares, son las burguesías organizadas ahora en partidos,dentro de este sistema de democracias representativas (que no representan) las que consiguen los cambios, así de simple. El apoyo económico del ALBA, la crisis económico-ideológica y la fragmentación de la derecha económico-partidaria han permitido al partido avanzar en el proceso de la conquista del poder político. El costo, alejándose de la representatividad social; pero esto no es culpa solo del partido sino también de los que solo vemos pasar.

¿Que aspectos negativos podemos señalar de este nuevo gobierno? La oscura tregua entre las maras; el mal manejo de la focalización de los subsidios; el incremento de la deuda; la torpeza en el manejo mediático y las posturas frente al conflicto con la CSJ; la continuidad en ciertas acciones políticas muy criticadas antes, pero que se continúan haciendo con absurdas justificaciones; la incapacidad de ciertos funcionarios o la conocida corrupción de otros. Y aquí es donde se expresa el mayor de los retos para un nuevo gobierno de izquierda, luchar contra la impunidad, que es la raíz histórica de nuestra permanente crisis.

Pero también hay aspectos positivos como los programas sociales, desde el vaso de leche hasta ciudad mujer; o la visibilización de las víctimas de la guerra y el reconocimiento de las masacres que cometió el ejército; o la expansión de las relaciones internacionales; la regulación del precio de algunas medicinas; o la verdadera independencia de poderes que hemos visto expresada en el constante pleito entre los órganos del estado, que es más positivo que el eterno acuerdo que hubo mientras gobernó ARENA; y entre las cosas más importantes, la exposición de la corrupción que existió en esos gobiernos.

Este es el punto al que quiero llegar, viendo las cosas así ¿vale la pena volver a votar por el fmln? pues desde mi humilde opinión, si. ¿Por qué? primero porque si bien una nueva victoria del fmln en estas elecciones no significa tampoco una ruptura con el sistema político-económico, si significaría una derrota aún mayor que la anterior al proyecto del capitalismo salvadoreño lo que implicaría una mayor fragmentación al interior de los intereses de la oligarquía criolla, acabar con ellos es fortalecer los intereses del pueblo.

Piensen detenidamente ¿que significaría para el país y nuestra vida una victoria de la derecha, sea esta con Norman o con Saca? Conocemos perfectamente ambos proyectos que privilegian a pequeños sectores, corrompiendo la poca y debilitada institucionalidad que tenemos, manteniendo por sobre todo el sistema de impunidad que les permite robarnos nuestro esfuerzo ¿vale la pena volver a eso?

Para muchos y muchas no hay diferencia entre ninguno, y a veces a mí también me dejan esa impresión, pero al final la diferencia no la van a establecer ellos sino nosotros y nosotras, pues está en nuestras manos exigir, criticar,señalar, denunciar y reconocer lo bueno y lo malo de cualquier gobierno. Que gane el fmln nos abre una pequeña puerta para avanzar hacia el país que deseamos pues significa el derrocamiento de la oligarquía, pero entendamos que no es el partido quien lo va a construir, somos todos y todas aquellas personas que decidamos organizarnos y participar en la toma de decisiones.

La derecha permitió que el partido ARENA se pudriera en su corrupción, ahora el reto y obligación de la izquierda es impedir que eso suceda con el fmln. Debemos luchar por que el trabajo de los políticos a los que les demos el voto de confianza no este solo regulado por la ley, sino además por valores que humanicen como la ética, el respeto, la dignidad, la humildad y la honorabilidad. Serán nuestras acciones las que den esa inyección de renovación al partido al exigirle que responda a nuestras expectativas, cumpla con sus compromisos y de un nuevo rumbo al sistema político-económico del país.