sábado, 25 de septiembre de 2010

La Destrucción del Pensamiento


Al caminar entre la niebla de la democracia, por las calles del capitalismo, veo pequeños corazones sin pálpito. Fantasmas de lo que será –si acaso llegará a ser- un Ser Humano.

Sangra la tierra estas pequeñas criaturas oscuras como sangran sus ojos lágrimas de ira y desprecio por aquello que han perdido... una vida digna... arrebatada por las garras del neoliberalismo...

No sienten amor. No hay felicidad en sus rostros cubiertos de tierra, mugre, suciedad... solo dolor... el dolor del hambre, de las palizas; del frío en sus huesos bajo las negras sábanas de las gélidas madrugadas; el dolor de sus camas de piedra y tierra; el dolor de la lluvia en sus cuerpos de madera, deseando ser niños y niñas de verdad... el dolor del desprecio del que los mira sin verlos; el dolor de querer ser amados sin comprender que significa eso del “amor “.

Nos miran, pero nos negamos a verlos... vemos nuestra muerte en ellos. Seres vacíos, sin alma, despojados de su vida por nuestra frivolidad, nuestra ignorancia, nuestro egoísmo y mezquindad...

A veces me pregunto ¿quién es realmente el pobre? ¿De quién es realmente la vida sin sentido?

Caminamos tratando de vivir nuestras vidas, compadeciéndonos de nuestros problemas, deseando lo que no tenemos y despreciando lo poco que poseemos, regalando limosnas de amistad, de amor, de preocupación, de dinero; pensando que con eso hacemos lo que podemos por hacer de este un mejor lugar, que cubrimos nuestra responsabilidad con los demás. Nos engañamos…

La vida muere a nuestro alrededor y usamos expresiones de sobresalto trilladas para expresar nuestra preocupación. Pero no hacemos más por comprometernos, por devolverle su dignidad a la vida... por hacer real el palpitar de esos corazones de madera... al contrario los condenamos a lo hoguera de nuestro odio.

Al caminar por los laberintos de la democracia solo veo sombras de una libertad esquiva para el ser humano, prisionero de sí mismo, de su pobreza espiritual y su ignorancia. Los espectros del oscurantismo neoliberal se aprovechan del miedo, la pobreza y la escasa educación para devorar la riqueza de la vida, sin darse cuenta que forjan al mismo tiempo la espada que atravesará su fútil existencia, su pobre pensamiento.

¡Esa espada necesita ser empuñada con fuerza!, pero sobre todo, con sabiduría.